A solo una hora y media en auto desde la Ciudad de Buenos Aires, se encuentra uno de los fenómenos naturales más enigmáticos del país. En el humedal del Delta del Paraná, dentro del Parque Nacional Ciervo de los Pantanos, se oculta “El Ojo”, un islote circular que flota y gira lentamente sobre una pequeña laguna. Su ubicación remota y apariencia perfecta han despertado el interés de curiosos y científicos.
La inteligencia artificial revoluciona el turismo: cómo cambian los viajes y las estrategias digitalesEl islote saltó a la fama en 2016, cuando un documentalista argentino lo descubrió por azar mientras grababa con un drone. Su forma geométrica casi impecable y su movimiento constante generaron todo tipo de teorías. Desde formaciones naturales poco comunes hasta ideas ligadas a la ciencia ficción, las hipótesis no tardaron en multiplicarse.
El misterio de "El Ojo" y su perfección geométrica
Más allá del misterio que lo rodea, “El Ojo” puso el foco en una zona natural poco conocida de la provincia. El Delta del Paraná alberga una biodiversidad única y ecosistemas fundamentales para el equilibrio ambiental. Este hallazgo despertó nuevas investigaciones y abrió un camino hacia una mayor valoración de los espacios protegidos del país.
Ubicado en el partido de Campana, el Parque Nacional Ciervo de los Pantanos abarca 5.200 hectáreas de una biodiversidad tan rica como poco conocida. Declarado parque en 2018, aunque originado en la antigua Reserva Natural Otamendi, forma parte de la red de Sitios Ramsar —humedales de importancia internacional— y es considerado un Área de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA). Todo eso lo convierte en un verdadero tesoro ecológico a tiro de escapada de fin de semana.
El paisaje está dominado por pajonales interminables donde crecen cortaderas, flechillas, serruchetas, espartillos, totoras y pajas bravas. Entre ese entramado vegetal se esconden especies emblemáticas como el cuis, el hurón común, y aves que son joyas para los observadores de fauna, como la tacuarita azul, los zorzales y pepiteros. En las zonas inundables, donde se alternan lagunas y bajos temporarios, se encuentra el gran protagonista del parque: el ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus), el mayor cérvido sudamericano y emblema del lugar.
Pero el valor del parque no es solo natural. Su historia también lo convierte en un sitio digno de visita. Durante el siglo XIX, la zona fue parte de la Estancia Otamendi, clave para el desarrollo productivo de la región. De allí salieron ladrillos, productos agrícolas y ganaderos que viajaban gracias al ferrocarril que aún hoy deja su huella en la vecina ciudad de Campana. Ese cruce entre naturaleza y memoria histórica le da al parque una identidad única.
Qué tener en cuenta para la visita
La entrada es libre y gratuita, y el área está abierta todos los días de 9 a 18 hs. Se recomienda llevar calzado cómodo, protección solar, repelente y agua, ya que no hay servicios gastronómicos dentro del parque. Los senderos autoguiados permiten observar fauna silvestre con facilidad, sobre todo por la mañana o al atardecer.
Para quienes deseen una experiencia más completa, hay prestadores turísticos locales que ofrecen excursiones guiadas por el Delta y navegaciones en kayak en busca del enigmático “Ojo”. Ideal para escapadas de fin de semana o una inmersión en la naturaleza a solo un paso de la ciudad.